miércoles, 27 de enero de 2016

Ayude a un perro...

Ayude a un perro...

Hoy como casi cada tarde mi perro "totopo" me pidió llorando para que le pusiera su correa y nos fuéramos al parque, esto lo se de dos formas; 1.- Totopo se abalanza sobre mi, me persigue, y me obliga a que lo acompañe hasta el sillón donde siempre aviento su correa, o simplemente se sienta junto a ella y no deja de llorar y quejarse hasta que se la pongo. 2.-Estoy convencido que hablo con mis perros, cuando llego a estar con ellos cierto tiempo comienzo a imaginar su carácter, sus respuestas e incluso su voz. Pero de esa locura hablamos luego...
Es invierno en la ciudad y a decir verdad el clima es impredecible lo que si es muy exacto es que anochece siempre a eso de las 6 :15 pm y cuando se mete en definitiva el sol, el clima se comienza a poner mas frío, hoy confiado al delgado suéter que me puse desde la mañana salí con mi entusiasta perro hacia el parque, eran cerca de las 5:50pm caminamos las 5 cuadras hasta llegar al parque donde casi todas las tardes suelto a mi perro, en el área confinada para perros, y me dispongo a pensar o abstraerme del mundo. Sin embargo hoy decidí desde que iba en camino que sería mala idea quedarse pues ya estaba oscuro y se empezaba a vaciar el sitio pues la ausencia de luz dentro del parque no lo hacen tan acogedor como por las tardes con la luz del sol. Perro al llegar al parque llamó mi atención que había sucedido algo, la gente estaba nerviosa y comentaban entre si personas extrañas con un motivo en común, se había perdido "PITA". Pobre PITA pensé cuando lo supe por escuchar una conversación ajena, sin embargo en el momento no le di importancia y seguí caminando hacia el "perrero" en el camino escuche del otro lado del parque un aullido muy extraño, llegué a la perrera y antes de entrar me di cuenta que adentro se encontraban 3 bassethound's muy escandalosos y uno de ellos un poco peleonero por lo que confirme mi idea de solo pasear por el parque un par de minutos con el perro sujeto de la correa, cuando di la vuelta sobre el siguiente pasillo ¡ahí estaba de nuevo ese aullido! esta vez tenia forma, cara y todo. Se trataba de un gordo como de 1,95 ms altura que a los sema enanos como yo nos molesta por pura envidia, el era el dueño de la perra perdida, paso de mi sin voltear, me pareció normal pues aunque nunca me ha pasado puedo imaginar la desesperación de perder un perro.
Totopo en ese momento decidió deshacerse de una carga extra de mierda que siempre trae en la panza, pinche perro parce que los que hacen bolsas le dan una comisión por hacernos usar tantas en su mierda, quien diría que un cabrón se iba a hacer millonario por fabricar pequeños contenedores de mierda. Y lo digo en el sentido estricto de la oración. No faltará quien piense en casas del infonavit a las afueras de una ciudad culera como Pachuca de soto. En fin sigo mi relato...

Como el frío comenzó y mi suéter estaba medio corriente pues no me tapaba mucho del viento que ya soplaba con fuerza, decidí tomar el camino de regreso a casa, ahí fue cuando decidí que me ofrecería a ayudar al muy marrano a buscar a su perro, bueno al menos caminaría hacia mi casa poniendo atención a ver si veía a su perro, por lo tanto me dirigí hacia el gordo aullador y le pregunte los generales de su perro, me los dio un poco apurado como si al hablar dándome los datos de su perro estuviera perdiendo valiosos aullidos, quien sabe? a lo mejor el también habla con su perro, al final a mi que chingados como le parezca la mejor forma de buscarlo. Total es su perro.

Totopo y yo caminamos hacia mi departamento, le avise amablemente al perro nuestro destino y solito cambio de ruta hacia donde debía, pensé en decirle " totopon, rastrea a la perra perdida con el olor del gordo" pero recordé que aunque hablo con el, pues el parece no entender muy bien lo que le digo, sin mencionar que no fue educado mas que para no hacer sus porquerías dentro del departamento. En el camino mi perro entablo una feroz pelea con la escoba de un barrendero, como a todo perro le cagan las escobas.  Luego pasamos por fuera de las tortas "Don Polo" donde incontables veces desayunamos en familia con mi Abuelo, vaya que lo extraño. Me hace falta mi pachochas. Pasando casi al doblar la esquina a 3 metros la vi, ahí estaba PITA amarrada a un árbol, afuera de una bar-fonda que esta en el multifamiliar que ocupa esa esquina en la del valle, me convencí que debía preguntar si la perra les pertenecía en la fonda y solo tenían el mal gusto de amarrarla con mecate, (me caga hablar con extraños sin motivo aparente y aún con motivo me cuesta trabajo) pues bien fui y educadamente le pregunte a un trabajador si de ellos era la perra a lo que contesto que NO, que solita había llegado hacía como 50 minutos pero que le pertenecía a un cliente asiduo de la bar-fonda y que estaban esperando a que se apareciera por ahí pa comer. Por un momento pensé
"que bien, ahora a ver cuando viene y se da cuenta que aquí esta su perra" Hice lo que cualquiera hubiera hecho, me di vuelta y camine apresurado al parque, tampoco corrí debo de confesar. El camino fue emocionante la verdad sabía que llevaba la mejor noticia que un dueño aullador podría estar esperando,  apresurado lo busque en el parque, y le grité a lo lejos "ey ven" así justo como se le grita a un perro, El gordo marrano corrió hacía mi y con voz segura le dije "encontré a tu perra" le indique a donde dirigirse, y casi sin decir gracias camino hacía su perra, totopo decidió que era momento de dejar otro mojón, mientras totopo hacia lo suyo un compadre que también paseaba a su perro se aventuro a preguntarme  que tranza wey, encontraste a  su perra?  NO PENDEJO LE DIJE QUE LOS TACOS DE CANASTA DE YA SE IBAN. Eso pensé en responder, pero contrarío a mi ermitaño y pesado instinto le dije que si, y hasta le explique dónde estaba. Ahora si regreso a mi casa.

En el camino sentí bien chingón de haber ayudado a encontrar un perro perdido y pensé "ojala nunca pierda a este cabrón" refiriéndome al totopo quien poco a poco se ha ido convirtiendo en algo más que un perro, tomé la misma ruta esperando ver de regreso al gordo marrano y a su perro, así fue la traía bien sujeta del mecate con el que en la fonda le hicieron el favor de amarrar a su perra, y cuando nos cruzamos el muy marrano otra vez apenas si fue capaz de volver a dar las gracias, cuando lo hizo podría jurar que se escucho como si en vez de decir gracias como una persona normal, lo hubiera dicho ladrando, el gordo marrano que aúlla y ladra, todo un san Bernardo.

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